Escuchado en la máquina de café (I): “El ambiente en la empresa ya no es el mismo. El nuevo gerente comercial presiona demasiado a las personas, casi las destrata públicamente, y francamente, muchos le están perdiendo el respeto. El gerente general parece que no se entera. Él me tiene confianza, y sé que en general valora mi opinión, pero estoy segura que cuando le plantee este situación me va a acusar de exagerada y terrorista…”
Escuchado en la máquina de café (II): “Las reuniones del grupo son una pérdida de tiempo; la mitad no trae los deberes, otros nunca tienen ninguna propuesta, y nadie se escucha realmente. Yo cumplo con lo mío porque soy prolijo, pero tampoco me voy a poner la reunión al hombro, no es mi responsabilidad. Si al jefe o a los demás no les preocupa, seguiremos así…”